Martes 9.1.2024
/Última actualización 14:11
Sobre los años 70 conocí el mar. En el año 1969 fue mi primer viaje, periodístico, a la ciudad que es, sin dudas, un rarísimo eje argentino sobre el turismo. Multiplicar hasta cuatro veces su población de padrón en poco más de 90 días no es fácil de explicar y ni lo intentaré. Sucede todas las temporadas. Hay otra ciudad con la explotación pesquera y hay un antecedente de “turismo gremial”, peronismo, década del 50, que va por su lado. No es este el sitio para desarrollar estos datos y aproximarse a un ensayo del porqué y de sus consecuencias. Varias “Ciudad de Mar del Plata” superpuestas y conviviendo como se puede. El teatro porteño es otra de las ciudades superpuestas. Misterio de los contratos de 60/70 días de temporada y el margen de ganancias.
Cuando vine conocí una fábrica de zapatos. Hacían botas para jugadores de polo. Zapatos de una llamativa calidad, alta calidad. Los conocí. Dejé mis medidas y, por años, elegía a la distancia o, en viajes de trabajo, el color y esos mocasines con hebilla al costado fueron mis zapatos (“hechos para caminar”) como modelo único, cómodo y de una calidad superior. Su precio era parecido a los zapatos de serie. Los fui alternando con pequeñas botas, zapatos con cordones y, finalmente, alguna prenda de cuero o de gamuza que aún conservo. No se rompen “así nomás” los zapatos claveteados, cosidos y realizados con materiales verdaderamente resistentes. Sobre 2018 esa fábrica, que desde la década del 40 mostraba su calidad, fue víctima de su propio juego: un zapato que dura y dura no permite renovar y comprar otro y otro. El use y tire se impuso. La masificación le quitó mercado y el mundo giró para otro lado. Cada vez de más alto costo el par que se vendía no cubría sueldos de artesanos con muchos años de trabajo y mucha historia, pero escaso porvenir. Esos inmigrantes franceses vieron el final: terminó por cerrar.
Sobre la década del 90, pero con muchísima claridad después del descalabro del fin de siglo, el trasnoche de Mar del Plata se convirtió en un eje del espectáculo por debajo, por fuera. Una zona particular, del “under”, del “after”. Todo el aviso, el reclamo publicitario asomaba a la calle. De aquellos que de día eran Horacio y de noche Mariquena.
En esa calle Rivadavia, en la temporada, cuando las familias volvían del mar, la pizza y los chicos pequeños cansados, en esa gente acomodándose al recorrido por “el centro”, en esa calle Rivadavia, se insiste, con todos sus actores / personajes / habitantes invitando a sus actuaciones, unos “anhelos de triunfar y amar” conformaban un fenómeno cultural. Citemos el tango: “Ir al centro y triunfar y olvidar el percal”, Homero Expósito el poema, Domingo Federico el músico.
Visitar esa calle Rivadavia era asomarse a un mundo tan real como fantástico, tan fuera del tiempo que fabricaron otro tiempo. En ese espacio fuera del día de los comunes laburantes estaba mi amigo Horacio, de noche con esos altos tacones, invitando a que fueran al show (ella, Horacio, era “Capocómica” y hoy lo es, en escenarios más “tempraneros”) Elegir una vida y vivirla tiene su precio. Como todo destino inatajable e implacable.
El Teatro Independiente, el arte dramático. Las vidas fuera del común adocenado. Esas vestimentas, esos peinados, ese modo tan exacto de desafiar el mundo. Finalmente un nombre: Drag Queen, que quiere decir mucho y nada ordenado, con límites tranquilos y que podría, según Wikipedia, resolverse así: “El término drag queen hace referencia a un hombre que se viste y maquilla de mujer, con intenciones cómicas, satíricas o dramáticas para actuar en espectáculos. No busca imitar a una mujer ni tiene por qué tener una orientación sexual determinada”.
La información de Perfil decía: “‘Kinky Boots’ tuvo su estreno en el Teatro Radio City de Mar del Plata. El reconocido musical de Broadway está protagonizado por Fede Bal, Germán “Tripa” Tripel y Sofía Pachano. El libro es de Harvey Fierstein y la música y canciones son de la reconocida Cyndi Lauper.
Basado en el film de Miramax, ‘Kinky Boots’ (escrito por Geoff & Tim Firth), esta es una versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino y la letra de las canciones en español una adaptación de Marcelo Kotliar.
La dirección general está en manos de Ricky Pashkus y la producción es de Pardo Producciones y Rimas Producciones. Las funciones van de martes a domingo”.
Cuando asistí al espectáculo estaba el viejo Bouvé, mi amigo Enrique, de la casa Fortín, como mi entrañable amigo Mariquena del Prado, en este año en Carlos Paz, todos ellos sonriendo en mis evocaciones.
La obra es un canto a la liberación y el coraje de cada uno para seguir su destino. Es un desafío que, con los años, se convierte en una batalla ganada y otra y otra.
En la trama lo grueso es esto: “En un viaje a Londres para visitar a un antiguo cliente al que trata de vender una partida de calzado de las almacenadas en la fábrica, Charlie, acude en ayuda de Simon, un transformista de nombre artístico Lola. Charlie recuerda la sugerencia de Lauren y decide invitar a Lola a visitar su fábrica para que le muestre exactamente el tipo de botas que no encuentran ella y sus amigas.
Lola y sus amigas llegan para ayudar a Charlie y a los trabajadores de la fábrica para que modernicen su sentido de la estética y lo ayudan a diseñar una nueva línea llamada Kinky Boots, que podría salvar la fábrica.
En lo fino es aquello de Cindy Lauper (“Compuso la música para el musical de Broadway ‘Kinky Boots’ con Harvey Fierstein. El musical, basado en la película de igual nombre, se inauguró en Chicago en octubre de 2012, y se estrenó en Broadway en el Teatro Al Hirschfeld, el 4 de abril de 2013/79 En mayo, Lauper ganó a Mejor Música en la ceremonia de los 63° Outer Critics Circle. En los Premios Tony 2013 recibió trece nominaciones, seis de ellas ganadas, incluyendo Mejor Musical y Mejor Actor. Lauper ganó el premio a la Mejor Banda Sonora Original. Con la que se convirtió en la primera mujer en solitario en ganar dicho premio”).
Es sobre estas espaldas que los componentes del grupo, cuyas cabezas se han mencionado, presentó el espectáculo. Muchos de un casting marplatense. Bueno. Serio.
Estas “botas atrevidas”, traducción que en nada aumenta la calidad, tienen una importante puesta donde el baile y la canción la sostienen. Eso es impecable.
Federico Bal, como “Lola”, mantiene la dignidad de un personaje absolutamente “border line”. En muchos casos trabajar sobre algo que ya han hecho otros es difícil. Comparaciones y caminos recorrido el problema. Bal lo resuelve, lo supera y hace su versión.
Si hay un sitio donde esta obra (Un típico Musical de alto vuelo) se puede entender en su totalidad es en Mar del Plata. Está la fábrica de zapatos que no se adaptó. Está el espíritu de Mariquena del Prado y los muchos que, como Horacio, pelearon y pelean, aún hoy, esta misma noche, siguen con lo suyo: la vida por un destino liberado de prejuicios en esa durísima calle Rivadavia a la medianoche.
La pelea continúa. Eso mantiene un valor decididamente social en la obra. Se advierte en los aplausos al cierre donde se agradece todo lo que se vio, se oyó, se sintió. Es un espectáculo destinado al aplauso con un reconocimiento extra. Parece una comedia Musical. Debajo la reconversión industrial, la lucha de las minorías y en el núcleo una historia de amor. Cierra por donde se la mire, se la oiga, se la reflexione.