El diario La Capital de Mar del Plata dice: “Coprotagonizada por Marcelo Mazzarello y Carolina Ramírez, la obra de teatro ‘Cuando duerme conmigo’ es la pieza que estrenó este jueves en el escenario del Teatro Provincial de Mar del Plata. Escrita por Eduardo Román, es una comedia sobre todas las formas del amor.
Dos personajes que se encuentran una noche en Navidad en una sala de espera de cuidados intensivos en un hospital empiezan a desentrañar sus vidas y experiencias. Ese es el disparador de la pieza que también pone el foco en la nacionalidad colombiana de Ramírez.
Famosa por protagonizar la serie de Netflix ‘La reina del flow’, Ramírez es una destacada actriz colombiana que desembarcó en Mar del Plata para llevar adelante una propuesta actoral que la entusiasmó desde que el guion teatral llegó a sus manos.
La obra sube a escena de martes a sábados a las 21.30 en el Teatro Provincial”.
Wikipedia dice quién es quién: Carolina Ramírez Quintero (Cali, 20 de junio de 1983) es una actriz y bailarina colombiana. Es reconocida por sus papeles como protagonista de las series “La hija del mariachi”, por interpretar a la heroína de la independencia colombiana Policarpa Salavarrieta en la serie “La Pola” y por su papel protagonista en la exitosa telenovela “La reina del flow”, interpretando a Yeimy Montoya / Tammy Andrade.
Marcelo Mazzarello es un actor argentino de cine, teatro y series de televisión. Nacimiento: 13 de febrero de 1965 (edad 58 años), Buenos Aires. Años activo: desde 1997.
El 8 de noviembre de 1966 nace en Rosario Eduardo Román, autor. En un reportaje que reproducen las redes dice: “Al sentirse vulnerables, las personas se abren a contar cosas que no contarían en otras circunstancias. Esto, que nos recuerda que somos humanos, es lo que mueve y hace real esta historia”, comentó Eduardo Román, escritor”. Las referencias son a la película que, sobre este texto teatral, se filmaba. Román vive en Estados Unidos y tiene mucho trabajo artístico, según se advierte por sus datos en las redes.
La obra que escribió es sólida. Ese aire desfachatado, tan convencional, de una comedia que necesita al público y propone un final tenso, pero feliz, solucionados los clásicos enredos, está presente. Estamos en presencia de una comedia que llena todos los rubros: comedia de principio a fin, pero, contando un problemón importante.
El tema de las personalidades contrapuestas, el sexo, los roles de cada quien, es otro de los juegos que propone esta obra.
Escuchaba el texto, veía esa onda expansiva que es Carolina Ramírez en el escenario, cubriéndolo todo con el catálogo de lo corporal, lo mínimamente gestual y el discurso, que alcanzaba dimensiones de obra puntillosa y aceitada, justa, bien urdida y bien cosida y en mi cabeza bailaban dos poemas. Resumían los dos costados indecibles de la obra. Uno el que escribiera Sabina, tal vez uno de los mejores de su producción, siempre tan despareja, sobre la contradicción de las relaciones: “Porque una casa sin ti es una emboscada / El pasillo de un tren de madrugada / Un laberinto sin luz, ni vino tinto / Un velo de alquitrán en la mirada. / Y me envenenan los besos que voy dando / y, sin embargo, cuando duermo sin ti contigo sueño / y con todas si duermes a mi lado / Y si te vas, me voy por los tejados / como un gato sin dueño / perdido en el pañuelo de amargura / que empaña, sin mancharla, tu hermosura”.
Es lo ritual que parece cierto, pero… Cualquiera de los dos protagonistas podía cantarla y sin embargo... No termina allí el desvarío de este cronista. Hay otra canción, también de soslayo, que da cuentas de lo que pasa en esa madrugada desvelada de los dos protagonistas. Uno de ellos podía cantar a Frank Domínguez y su tema: “Tú me acostumbraste / A todas esas cosas / Y tú me enseñaste / Que son maravillosas. / Sutil / llegaste a mí / Como la tentación / Llenando de inquietud/ Mi corazón / Yo no concebía / Cómo se quería / En tu mundo raro / Y por ti aprendí / Por eso me pregunto / Al ver que me olvidaste / Por qué no me enseñaste/ Cómo se vive sin ti”. Se ha reflexionado tanto sobre esa tipificación (“en tu mundo raro”) advirtiendo que en los años en que se compuso, aún para los del grupo “feeling”, en Cuba las cosas se decían de un modo lateral y misterioso, que el bolero permite mantener en la bella oscuridad. Con las dos canciones encuentro las paredes de la obra.
Las vidas plenas, que no son tales, y los escondrijos que no son tan buenos como para ocultar “las cosas del corazón que la razón no entiende”, aparecen en esta obra que ya llega con marca de autor y medallas. No tiene huecos un texto perfeccionado y con una estupenda adaptación.
Obra por obra la de Valente y la de Román, ambas en la temporada marplatense 2023/24 (“El beso” y “Cuando duerme conmigo”) ponen su pincel en colorear estados del amor. Román va más al entretejido, no pueden etiquetarlo como “liviano texto de verano”, apunta más al fondo de las cosas y lo dicho: es comedia, un final abierto permite suponer un final feliz y cumplir con el ritual de las comedias bien comedias.
Lo que hace de “Cuando duerme conmigo” una gran obra es lo bordado del texto. Pasado, repasado, estudiado y ejecutado a la perfección. Carolina Ramírez, con su gracejo colombiano obrando a favor de la simpatía sobre el escenario, lo viste desde el principio y Marcelo Mazzarello, para usar un término de las grandes orquestas y las consagradas partituras, es el violín obligado que no falla, que no puede fallar.
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