Pedro Blanqué: el pintor que contribuyó a tejer la memoria visual de la Argentina
Tras su llegada a la provincia de Santa Fe, en 1880, no sólo fundó una academia que influenció a generaciones de artistas, sino que también plasmó en sus telas momentos y personajes vinculados con la historia del país que lo acogió.
“Creación y jura de la Bandera en las barrancas del río Paraná”, óleo sobre tela 1895. Foto: Colección Museo Marc
En las últimas décadas del siglo XIX llegaron a la Argentina varios millones de inmigrantes. El joven y pujante país parecía más prometedor que la desgastada Europa de aquel entonces. En esas oleadas, desembarcaron varios artistas plásticos que trajeron consigo conocimientos y habilidades que compartieron, en general a través de academias privadas, con nuevos discípulos. En Santa Fe hubo muchos europeos que marcaron un primer surco (cabe la metáfora agrícola si se consideran las características del país en ese tiempo, asentado en su rol de exportador de materias primas) que luego sería profundizado por esos aprendices. Es el caso de Pedro Blanqué, el protagonista de las líneas que siguen.
Belgrano entrega su bastón a Nuestra Señora de la Merced. Foto: Archivo
Blanqué había nacido en Cataluña en 1849 y su acercamiento al mundo de la pintura se produjo (según las distintas fuentes consultadas) en la Academia de Bellas Artes de Barcelona. Como derivación de sus ideas políticas, se vio obligado a dejar su país siendo muy joven, luego de la Restauración Borbónica de 1874. Es que este hecho implicó la finalización de la experiencia democrática conocida como sexenio revolucionario, por la cual el pintor, de ideas republicanas, había trabajado activamente. Luego de un extenso periplo, llegó a Rosario en 1880.
Arte de la Argentina
En 1881, creó su academia de dibujo y pintura, labor que desarrolló en paralelo con un cargo como profesor en el Colegio Nacional. El prestigio alcanzado por ese espacio nacido de su impulso, se puede medir en el hecho de que uno de sus pupilos fue Emilio Caraffa, el pintor que embelleció el interior de la Catedral de Córdoba y desarrolló en la bóveda central la obra titulada “La Gloria del Cielo”. De esta forma, Blanqué se convirtió en uno de los precursores del arte rosarino. “En esta primera etapa se dedicó a revelar tipos y costumbres de la región y a realizar retratos de los prominentes vecinos de la ciudad”, señala el libro “Entresiglos: el impulso cosmopolita en Rosario”, publicado por Ediciones Castagnino Macro y gestado por un equipo dirigido por dirigido por Laura Malosetti Costa.
Gentileza Arnoldo Gualino
La historia hecha arte
Aunque no fue la única vertiente en la que se focalizó (también se ocupó de paisajes y naturalezas muertas), Blanqué se volcó con frecuencia a los cuadros relacionados con la historia argentina. Este impulso arrancó en 1887 cuando pintó un retrato del gobernador José Gálvez, quien ocupó el cargo hasta 1890 y puso especial énfasis en ferrocarriles, puertos y escuelas. “A partir de esta fecha, Blanqué comenzó su especialización en pintura de historia poniéndose a tono con los requerimientos visuales que el Estado argentino perseguía para la nacionalización de los inmigrantes. Con telas de gran formato dio forma a una iconografía histórica nacional, apoyado en los trabajos de los historiadores Bartolomé Mitre, Estanislao Zeballos, David Peña y José Ignacio Garmendía, entre otros. Sus pinturas, adquiridas por las distintas jurisdicciones estatales, circularon reproducidas en láminas, postales y revistas”, indica un párrafo de “Entresiglos”.
Arte de la Argentina
Influido por el país que lo recibió
En el portal Arte de la Argentina, se referencia a Blanqué como un pintor del litoral por el influjo que tuvo ese paisaje en su obra, en la medida en que “lo lleva a usar una paleta identificable, rica en ocres y en verdes, generosa en tierras y en tenues amarillos”. A su vez, señala que su estilo, “un tanto expresionista, está sustentado por grandes espacios a los que quiebran los acentos de formas familiares, la canoa, un cajón de pescados, el rancho, las redes, un islero y a los que enmarcan la vigorosa síntesis de tierra, cielo, agua y nubes”.
Gentileza Arnoldo Gualino
En una entrevista realizada por Beatriz Vignoli al historiador Pablo Montini para Rosario12, hay una referencia a Blanqué, vinculada con el género de la pintura histórica. Y recuerda que, en 1913, “el español pintó ‘El sueño de San Martín’, un óleo sobre tela que sigue las convenciones del género histórico y lo representa ya anciano en Europa, recordando el abrazo con Bolívar, las tres repúblicas (Chile, Argentina y Perú), las batallas y el cruce de los Andes”.
Archivo
La ciudad de Rosario, que Blanqué eligió como residencia definitiva desde su forzado exilio, fue la que lo vio apagarse medio siglo después de su llegada, el 23 de julio de 1928. Su legado no solo permanece en sus obras, que se conservan en distintos espacios como el Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”, sino también en un pasaje que lleva su nombre.
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