Viernes 5.1.2024
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“Cada cambio de elementos en la composición nos revelará algo de las luchas que tienen lugar en la cabeza y en el corazón del escultor. Las líneas, las luces, los volúmenes y los espacios nos darán en sus distintas posiciones y comparando contrastes, pautas referentes a las fuerzas psíquicas que inquietan al autor”, esta frase verbalizada por Martín Blaszko y citada por el diario Clarín en 2019, sintetiza la forma de pensar el arte y de ver el mundo de este artista de origen alemán que desarrolló su labor en la Argentina, durante la segunda mitad del siglo XX, donde no solamente fue premiado varias veces, sino también reconocido como uno de los máximos representantes de su disciplina en el país que lo acogió.
Art GalleryOriundo de la ciudad de Berlín, donde llegó al mundo en 1920, realizó sus estudios en Polonia. Eran tiempos políticos y sociales muy turbulentos: el ascenso del nazismo en 1933, los obligó a huir de Alemania. Esas circunstancias no le impidieron, sin embargo, establecer una metodología, basada en el aprendizaje a partir de la observación de las obras de arte más relevantes de la historia. En 1939, estuvo en París y allí conoció a Marc Chagall, quien ya había desarrollado su estilo artístico distintivo con elementos surrealistas y fantásticos. Según el portal Arte de la Argentina, Blaszko aprendió de las palabras de este pintor francés de origen ruso: “dibuja, mira mucha obra de arte y cultiva tu condición visual”. Conoció el Museo del Louvre, donde accedió al trabajo de Van Gogh, Degas y Seurat.
Art GalleryTras esta experiencia, viajó a la República Argentina, donde fijó su residencia. En 1945, se vinculó con el artista uruguayo Carmelo Arden Quin y fue un eslabón fundamental para el lanzamiento del grupo Madí en Buenos Aires. Se trata de una corriente derivada del arte abstracto que apunta a llevar al extremo los conceptos de “creación” e “invención”, para que la obra artística pueda eludir limitaciones externas. “Como hombres tenemos el sueño de un orden y de una vivencia armónica pero, la realidad nos confronta continuamente al conflicto: con la sociedad, con el trabajo, con nuestra pareja, con nuestros hijos. La esencia de este siglo es la contradicción y esta bipolaridad de las fuerzas antagónicas, esta lucha de los opuestos, es lo que trato de hacer visible en mis esculturas. Trato de reflejar lo que está dentro mío para que el otro lo sienta”, expresó el propio Blaszko, según cita Marcela Costa Peuser en Arte On Line.
Galería Laura HaberAdemás de Argentina, el escultor expuso en Inglaterra, Brasil, Italia, Bélgica, Francia, Estados Unidos, España, Suiza, Alemania y Japón y en todas las muestras del Movimiento Madi en el mundo. Su obra “Júbilo” (1986) realizada en aluminio pintado se encuentra en el Parque Centenario de la ciudad de Buenos Aires, ciudad donde murió en 2011.
Arte de la ArgentinaIgnacio Masllorens, entrevistado por Télam en 2013, lo recuerda como una persona afable, a quien conoció durante el rodaje de un documental. “Su departamento era un lugar increíble y al mismo tiempo agradable, lleno de obras y libros en español, inglés y alemán. Me cayó bien de entrada su excelente sentido del humor y el deseo constante de hablar y discutir sobre arte”. María Paula Zacharías, en el artículo “Blaszko y una deuda con los escultores argentinos que sueñan en grande”, publicado por La Nación en 2019, manifestó que “fue incansable y transpiró hasta la última gota de arte que corría por sus venas”.
Art GalleryA pesar de ser un artista de talento, no pudo vivir del arte hasta que tuvo más de 60 años de edad. Belén Papa Orfano, en El Cronista, explica cómo se ganaba la vida a través de un negocio de peletería. “En un giro irónico, volverse un comerciante -aunque su propio patrón- le dio libertad creativa para no depender de las modas que le impondría el mercado”. En el artículo “Martin Blaszko: instrucciones para ver la obra de un maestro de las formas”, publicado en 2019 en Clarín por Mercedes Pérez Bergliaffa, señala un dato curioso al respecto: el escultor hacía que toda su familia participara en la producción y proceso de las obras que iba creando.
Arte de la ArgentinaEn 2008, sobre el final de su vida, Loreley Gaffoglio lo entrevistó para el diario La Nación y le preguntó sobre su producción artística. “Estoy conforme con lo que he hecho pero soy escéptico en cuanto a su aceptación por el público en general. Los marchands aceptan la obra sólo cuando estiman que pueden venderla. Pero yo no soy artista en función de la codicia de un marchand. La obra vale en función de la capacidad del artista para expresarse. Si uno puede expresar una necesidad o inquietud común a todos los hombres, la obra tendrá resonancia. Eso no depende de la voluntad, sino del talento del artista y su vivencia; siempre un misterio”, indicó.