Tras un período de espera por falta de piso, se iniciaron las labores en el centro norte provincial con una estimación de área 5.000 hectáreas superior a la campaña pasada. De concretarse la totalidad, resultaría 8.5% mayor al ciclo 2022/23. Podrían ser, incluso, casi 43% más de hectáreas de las que se implantaron con maíz de primera este año.
Tras un período de espera por falta de piso, se iniciaron las labores en el centro norte provincial.
Tras las lluvias que se dieron entre el 24 y el 25 de diciembre, la estabilidad climática y el buen tiempo permitieron que en el centro norte santafesino se retomen las labores agrícolas. Entre ellas, y en diferentes zonas y con muy buenas condiciones, se sembraron los primeros lotes con maíz tardío (de segunda), que inició así su nuevo ciclo y con una intención de siembra de 95.000 ha, según el informe semanal del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) que difunde la Bolsa de Comercio de Santa Fe.
En comparación con la campaña anterior, en primer término se destaca que el cálculo inicial de área que se dedicará al cultivo se conoce con mucha mayor anticipación, ya que debido a la sequía imperante en 2022 fue recién en el otoño de 2023 que se pudo realizar una primera estimación.
Por otra parte, versus las 90.000 hectáreas que se esperaban en el ciclo anterior, las 95.000 actuales implican 5.5% más. Sin embargo, el área que finalmente se sembró a comienzos de este año fue de 87.500 hectáreas, por lo que si se concretara ahora el 100% de la estimación el incremento de área sería del 8.6%.
Campañas
A diferencia de la anterior, condicionanda fuertemente por la sequía, las perspectivas cambian también en cuanto a los rendimientos para la campaña en curso, que podrían crecer considerablemente en comparación con los magros 49.25qq de promedio previos. Sólo con alcanzar la media de 69.1qq de las últimas 5 campañas el salto sería del 40%.
Pero como también la falta de lluvias se extendió hasta el inicio del ciclo 2023/24, situación que redundó en la imposibilidad de sembrar el 30% de las hectáreas proyectadas inicialmente para el maíz de primera, si se cumpliera la estimación los maíces de segunda cubrirían una superficie 28.500 hectáreas mayor (43%) a las 66.500 que cubrió el cultivo temprano.
El SEA precisó que las características ambientales y altos contenidos de humedad en el suelo favorecieron la normal evolución y desarrollo del maíz temprano (de primera), "que las aprovechó al máximo por encontrarse en estado de floración o inicio de fructificación".
"Al 99 % de los cultivares se los encontró en estado bueno a muy bueno, con lotes excelentes, porque expresaron, expusieron, todo su potencial genético y un 1 % en regulares condiciones, afectado particularmente por los excesos hídricos o las posiciones topográficas bajas de los predios, por lo que sufrieron encharcamientos y/o anegamientos", añadió el reporte. Y que tampoco se observaron plagas de importancia.
Cultivos
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